El primer contacto del niño o la niña con el género literario es a través de la literatura oral (canciones o nanas), más adelante será el cuento narrado o leído por algún familiar. Luego interviene, en el jardín de infantes, el libro-objeto, el cual cobra importancia material y se transforma en un recurso manipulable, dónde comienza a diferenciar letras de número e imágenes, y, finalmente, llega la lectura directa por parte del niño o la niña.
Promover la lectura en niños y niñas como generadora de placer, contribuye a la formación de nuevas ideas, emociones y sensaciones, creando espacios que favorezcan al desarrollo de la imaginación, recreando nuevos escenarios y personajes, introduciéndolos en un mundo que une fantasía y realidad.
Un recurso válido es la lectura de imágenes, donde los niños y las niñas, a través de éstas, nos sitúen en un marco espacial, les pongan nombre a sus personajes, edades, definan sus personalidades y el contexto en el que están inmersos.
“Dicen que una imagen vale más que mil palabras,
pero cuando una palabra tiene valor, contiene mil imágenes”
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