El viento del otoño
muy fuerte ayer sopló
y a mi sombrero de paja
volando se lo llevó.
¿Dónde lo habrá dejado?
¿En qué lugar lo ha escondido?
¿Quién lo tiene? ¿Quién lo usa?
¡Qué viento tan atrevido!
Buscando, miré hacia arriba
y la emoción me invadió,
descubrí que mi sombrero
en un nido se convirtió.
Nilda Zamataro