Coco, el pequeño Escarabajo, vivía cerca de la quinta de Doña Gallina. Siempre paseaba solo, con su chaleco gris y su sombrero negro. Su casita estaba hecha de cáscara de nuez y al lado de un fuerte árbol que no protegía del viento y la lluvia.
Al Salir los primero rayos de sol, abría la ventana y ensayaba con su trompeta. ¡Claro, Coco era trompetista!
¡Tararí tarará tararí! – todas las mañanas entonaba su canción.
Él quería mucho a su trompeta dorada, se la había regalado un viejo Búho que vivía en el bosque.
Llevaba años practicando y realmente era maravilloso.
Sus amigos soportaban sus ensayos con mucha paciencia y lo alentaban para que cada día aprendiera un poco más. Sus notas cada vez sonaban mejor.
Cuando sus amigos, la Gallina, el Saltamontes y el viejo Búho, se enteraron que en el bosque había un concurso musical, no dudaron en anotarlo para que concursara.
Su música llegó a conocerse en otros bosques cercanos. Todos los animales querían oírlo.
Llegó el día del concurso. Sus amigos se vistieron con hermosas ropas y esperaban atentos el momento de la actuación. Pero algunos animales no creían en el talento que Coco tenía. Comentaban:
- ¿Un escarabajo músico? No, eso no es posible.
- Pero claro que no, ese escarabajo es feo y no vive en una casa elegante.
Coco sorprendió a todos con sus melodías. Eran tan hermosas que los animales que estaban escuchando quedaron encantados con su presentación.
El concurso fue un gran éxito y todos aplaudieron, especialmente a Coco, con alegría.
Coco se hizo muy famoso, pero siguió viviendo en su casita de cáscara de nuez y divirtiéndose con sus amigos en el bosque.
favor de publicar el cuento del pingüino trompetista