En pandemia, las seños del Jardín Maternal nos mostraron esta actividad para que mi peque de un año ponga a prueba su motricidad fina.
La propuesta consiste en rescatar animales de la enredadera de cintas elásticas que hemos creado.
Cuenta la leyenda, que estos animalitos caminaban inocentemente por el bosque y de repente, no se sabe bien cómo, quedaron atrapados todos juntos en esta especie de cueva sin salida.
Desesperados por volver a correr libremente, piden ayuda en diferentes idiomas desconocidos por nosotros los humanos.
Muchos “muuuu”, “meeee”, “guauuu”, “auuuuu” se escuchan suplicantes. Estos animalitos necesitan nuestra ayuda.
Y con esa intro digna de los hermanos Grimm, invito a mi bebé a jugar a ser rescatista.
Le planteo la escena y le pregunto “¿cómo podemos ayudarlos?”
Sin dudarlo, comienza a introducir su mano entre las cintas y salvar a las criaturitas.
Con este juego se espera estimular los músculos de las manos y de los dedos para que estos sean cada vez más precisos y también beneficia la coordinación visomotora.
Además, se fomenta la empatía y solidaridad hacia un otro que se encuentra en problemas y necesita de nuestra ayuda.
¿Se animan a jugar con sus peques?