Poesías de primavera

Poesías de hojitas verdes, con bichitos de colores, poesías de alegres flores y de pájaros cantores.

Las nubes

Las nubes ya se han marchado,
el sol, de nuevo, aparece,
la primavera ha llegado
y todo, todo florece.

La primavera

La primavera ha venido,
nadie sabe cómo ha sido,
ha despertado la rama,
el almendro ha florecido.

En el campo se escuchaba
el gri-gri del río,
la primavera ha venido,
nadie sabe cómo ha sido.

Mi maceta

En esta maceta
que compró mamá,
semillas de flores,
yo voy a sembrar.

Primero, la tierra
voy a colocar,
sin piedras ni palos
y húmeda, además.

Y estas semillas
que tengo, mirá,
tapadas con tierra
las voy a dejar.

Esto es lo que yo he hecho,
se llama sembrar.

La semilla dorada

En su camita de tierra
descansaba la semilla dorada;
algunas gotitas de lluvia
entraron a despertarla.

El sol se acercó un poquito
y le regaló su calor.
La semilla rompió su traje,
hizo fuerza y se estiró.

Se asomó muy curiosa
y el mundo descubrió.
Así la semilla dorada
en planta se convirtió.
Nilda Zamataro

Primavera llegó

Ya se escuchan las trompetas
anunciando su llegada,
salen las aves a saludar
a la reina tan esperada.

Don Invierno, remolón,
se acurruca en el sillón.
“Si me hago el dormido
me salvaré de un papelón”.

Mil pétalos va dejando a su paso
y nadie lo puede negar,
Primavera ya se acerca,
la van a coronar.

Don Invierno, confundido,
mira para los costados.
“¿Qué será? ¿Qué ha sucedido?
¡La temperatura ha aumentado!”

Todos corren a guardar
los guantes y los abrigos,
lucen collares de flores,
¡ahora es más divertido!

Don invierno ha meditado
y encontró la solución:
como buenos amiguitos
compartir el gran sillón.
Primavera, muy paciente,
deja el tiempo pasar.
Son Invierno, inteligente,
comprende que ése ya no es su lugar.

Besa su mano tan tibia,
se arrodilla ante sus pies
y con una reverencia se despide:
“¡Hasta la próxima vez!”
Miriam Udi

¡Primavera está aquí!

Susana es una rana
que vive en el jardín;
anuncia, alborotada:
¡La primavera está aquí!

Despierta a la tortuga
croando muy ruidosa:
¡Levantate, es primavera!,
¡no seas perezosa!

Agita dando saltos
con sus patas delanteras
y saluda a los pájaros
que vuelven en primavera.

¡Hormigas trabajadoras,
salgan de su agujero,
vengan todas al jardín
que ya comenzó el juego!

Se abrieron todas las flores
al llegar las mariposas
y revoloteando corearon:
¡La primavera es hermosa!
Nilda Zamataro

La abejita distraída

Gisela, la distraída,
era una abeja coqueta
que se olvidaba de todo
por hacer tantas piruetas.

En el jardín de la esquina
un buen día se olvidó
el pólen de los jazmines
sobre un florido malvón.

También el de los gladiolos
y el de los claveles chinos
los dejó en los tulipanes,
en las rosas y en los lirios.

En la otra primavera,
con la mezcla que se hizo,
un malvón aclavelado
nació sobre un “gladiolirio”.

Las calas enjazminadas
y las rosas-tulipán
perfumaban como pocas
los paisajes del lugar.

El más lindo y sorprendente
de esa bella primavera,
fue ese jardín colorido,
el de la abeja Gisela.

Me contaron

Un caracol me contó
que el sol de la primavera
a su casita le dio calor,
y salió a dar un paseo
en busca de algún amor.

Una tortuga me contó
que durmió todo el invierno
sin crema y con camisón.
Se despertó muy contenta
y se dio un chapuzón.

Un pajarito me contó
que está armando un nidito,
¡su familia se va a agrandar!
Es que las aves en primavera
empiezan a empollar.

A disfrutar de la primavera

¡Qué hermosa está la plaza!,
¡qué bellos los canteros!,
pues con la primavera
todo está como nuevo.

Los árboles contentos
de verde se vistieron
y pájaros cantores
sus nidos construyeron.

Abejas juguetonas
juegan entre las flores
que van llenando todo
de aromas y de colores.

Y ahora por las tardes
voy a la plaza a jugar.
¡Qué alegría! Es primavera,
todo el mundo a disfrutar.
Leonardo Antivero

Primavera llegaste (acróstico)

Primavera llegaste
Risueña y con gracia
Imaginando colores,
Música alegre y magia.

A tu paso ya se acercan
Volando  las mariposas
Entre nubes de algodones
Revoloteando entre las rosas.

¡A divertirse con mil cosas!

María A. Serrano

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